Desde sus orígenes ha preocupado a la humanidad la conservación de los alimentos, y su historia está unida de forma estrecha con el evolución humana.
El hombre pre-histórico y sus hábitos nómades estaban vinculados a la recolección de sus alimentos lo que estaba asociado directamente a la necesidad de moverse para conseguirlos. Con el paso del tiempo fue recolectando y almacenando previendo aquellos momentos de carestía. En éste momento el nomadísmo fue abandonado. Las reservas de alimentos eran necesarios para la supervivencia de su comunidad.
Cuando el hombre se estableció comenzó a cultivar sus propios alimentos recolectando semillas de la propia naturaleza. Al cosechar lo que plantaba debía guardar el excedente para utilizarlo más adelante.
Hacia el 5000 AC los sumerios el cultivo intensivo, principal técnica agrícola. Surge la ganadería y éstos cambios implicaron una explosión demográfica de las comunidades. También representó el desarrollo de las primeras técnicas de conservación a partir de la observación directa de los fenómenos de la naturaleza: el aire, el sol, el fuego, el hielo.
Es así que surgen las formas elementales de conservación, secado al sol, ahumado, enterrar vegetales para conseguir condiciones de humedad y temperatura constante, fermentar cereales, salar carnes, etc.
El nacimiento de nuevas tecnologías y materiales se da en gran parte por la necesidad de almacenar, conservar y procesar el alimento.
Los griegos descubrieron que si recubrían frutas y verduras con cera vírgen de abejas se conservaban mejor; los romanos conservaban vinos por décadas en ánforas herméticas. los persas añadían azúcar de caña.
A pesar de todo ésto, recien hacia el Siglo XIX en Francia se descubre en forma empírica que al hervir los alimentos en el interior de un recipiente cerrado éstos se mantienen por largos perídos de tiempo. Igualmente hasta 1880 con Pasteur recién se explica el fundamento científico del método de conservación.
En contraposición con todos éstos adelantos, muchas personas desean volver a la elaboración casera y artesanal para evitar la contaminación y volver a nuestras raíces, a nuestra tradiciones, a las emociones que generan alrededor de los alimentos momentos de díalogo y familia.